sábado, 7 de julio de 2012

Día 5: Esto no es como en Roma


Hola interraileros desesperados!!
Por primera vez desde que salimos de Madrid, retransmitimos está información desde una cama cómoda donde hay WIFI gratis e ilimitado para todo lo que queramos. Como habéis podido comprobar, hoy hemos colgado a golpe y porrazo todo lo que nos ha pasado en estos días. Y el blog ha subido más de 100 visitas de golpe en un día!!

Hoy hemos pasado el día en Zagreb. Anoche llegamos a la ciudad casi a las 12 de la noche ya que tuvimos problemas en Ljubljana ( para los no enterados, capital de Eslovenia) ya que un par de mochileros del compartimento de al lado había perdido el pasaporte o algo así.

Cuando llegamos a Zagreb temíamos por la ciudad que nos esperaba al llegar. Al ser la primera ciudad de Europa del Este nos esperábamos algo poco vistoso, muy urbano y no muy adaptado a los turistas. Craso error. Lo primero que vimos al llegar a la ciudad fue que estaba llena de edificios antiguos y vistosos.  ¡Nos íbamos a poner las botas viendo monumentos!

Nuestra primera prioridad fue encontrar el apartamento así que mirando el mapa pintado en la estación intentábamos ubicarlo, pero un viajero que pasaba por allí nos preguntó y nos indicó donde encontrarlo. Realmente el apartamento estaba muy cerca, no más de dos calles de la estación.

Lo que más nos llamó la atención fue que la llave del apartamento (que es un bajo con dos habitaciones) estaba debajo de la puerta. DEBAJO. Como en las películas americanas. Pensamos  que el propietario era muy confiado pero a lo largo del día hemos descubierto que los croatas (o los zagrebíes en este caso) son gente muy respetuosa.

El apartamento tenía una cama de más, así que Mariano y Eri pudieron dormir sin compartir cama. En un primer instante quedamos alucinados con el sitio. En pleno centro, baratito, con camas de sobra, utensilios de cocina, WIFI, dos váteres… Luego más adelante el encanto no es tan grande, en realidad es un local de dos habitaciones que ha sido acondicionado, pero no nos podemos quejar. Es barato y está en el centro.

Esta mañana (día 6 de julio) tras prepararnos, desayunar (leche caliente,¡¡¡ por fin!!! Aunque era en termo y se me quemó un poco….) y con todo listo, dejamos las mochilas grandes en el apartamento llevándonos nuestras ya usuales mochilitas pequeñas con todo lo importante (nota mía: gracias mamá por la bolsa, es cómoda, no pesa, resiste un poco el agua y el bolsillo interior es una delicia a la hora de guardar las cosas pequeñas) y nos fuimos a ver Zagreb.
una moneda de 1 kuna

Primer paso: volver a la estación.  Antes que nada queríamos saber cuando salía el tren a Belgrado al día siguiente, tener un mapa de la ciudad y cambiar la moneda. Enseguida vimos el tren a Belgrado, salen 5 cada día así que no hay problema. Al lado de información de trenes estaba información turística. Allí nos dieron varios mapas con las rutas turísticas ya marcadas (menos trabajo para pensar ) y una guía con información sobre cada punto de interés. ¡Totalmente gratis! Esto en Roma no pasaba. A la hora de cambiar de moneda (en Croacia no hay euros, son kunas y sus céntimos son lipas) Mariano, Vik, Javi y Eri decidieron hacerlo a través del cajero mientras que Dámaris y yo optamos por cambiar una parte del suelto que teníamos por eso ya que nos parecía más barato (sólo pagábamos un 1,5 % por el cambio mientras que por banco había que añadirle la comisión de usar la tarjeta).

Con todo lo inicial listo, empezamos a hacer turismo.  Antes de nada nos pasamos por un ultramarino que había cerca del apartamento para comprar la comida porque queríamos comer decentemente y no abusar de los bocadillos (que a mí me van bien, pero parece ser que soy la única ). Teníamos idea de comprar arroz para hacer una ensalada, pero como estriñe, acabamos comprando macarrones con tomate. Y para cenar, huevos y patatas para hacer una  tortilla de patatas. A esto hay que añadirle el desayuno y una gran barra de pan (sí,¡ por fin hemos encontrado pan!) Hemos tocado a poco más de tres euros cada uno (en su equivalencia en kunas) así que no hemos salido tan mal parados.

Siguiendo las rutas marcadas por el mapa y la guía hemos empezado a recorrer Zagreb, la cual está repleta de edificios antiguos estilo Gran Vía de Madrid pero con muchos más colores. Entramos en un museo, muy barato, 10kn, 1€ con algo, que contenía todas las vestimentas típicas de Croacia y algunos otros países. Y una exposición de cerveza que me ha dado una sed…

Saliendo del museo, hay un libro de visitas, como buen museo debe tener y hemos firmado. Atención interrailero desesperado. Si vas a Zagreb y pasas al museo Etnográfico de Croacia busca nuestra firma en el libro de visitas que tiene traducción al inglés. Tenemos la foto para que no te la pierdas. Después de salir del museo, seguimos la ruta viendo edificos por fuera: La universidad, el archivo nacional croata, la primera estatua de San Jorge matando al dragón… Las fachadas eran realmente bonitas. (DÁMARIS: y de color amarilo pastel y pistacho)

Terminamos la mañana cuando llegamos a la estatua de Tesla. No sabía que Tesla era croata pero, viendo la cantidad de referencias al físico que hay por las calles, tuve que aceptar que sí. De ahí volvimos al apartamento. ¡Teníamos que hacer los macarrones y la tortilla de patata!
Friendo las patatas

Sin embargo, cuando llegamos al apartamento echamos en falta una cosa muy importante. ¡No había sartenes! Toma ya, tortilla de patata sin sartén. Como teníamos que gastar la comida decidimos probar a hacerla en una cacerola. Bueno, se intentó. Las patatas empezaron a cocerse en el aceite en vez de freírse y las del  fondo se pegaron. Aun así, las patatas “fritas” nos quedaron muy ricas y los huevos también, aunque no conseguimos darles forma consistente por lo que más que una tortilla de patatas era un revuelto de huevos con patatas. Riquísimo. Con los macarrones no tuvimos problemas. Claro, los cocinamos en su recipiente correspondiente.

Después de comer, y colgar las entradas del blog, salimos otra vez a la calle. Aquí quiero hacer mención que el tiempo en Zagreb es muy agradable. Hacía calor pero no era el agobiante de Roma y de vez en cuando soplaba un aire fresquito que lo mejoraba.

Guía en mano, en inglés (hoy hemos descubierto que tenia versión en español), fuimos recorriendo las calles de Zagreb tranquilamente mirando los monumentos. Entramos en una iglesia ortodoxa en la plaza que comúnmente se conoce como la plaza de las flores por los adornos y los puestos de venta. La iglesia era muy bonita. Todas las paredes estaban forradas de frescos con motivos religiosos y era muy vistosa. Me llamó especialmente la atención que, al contrario de las católicas, no había bancos donde sentarse.
Iglesia ortodoxa
Pasada esa plaza, que también era famosa por su café y donde luego nos tomamos uno para probarlo (Dámaris y yo no, no nos gustaba), pasamos a otra plaza mucho más grande que deduje era la plaza principal de la ciudad. Era muy grande y en medio se encontraba la estatua del rey que unificó Croacia para luchar contra los húngaros. Allí, al querer hacernos una foto del grupo entero conocimos a un croata de más o menos nuestra edad muy majo que nos hizo la foto y estuvo hablando un rato con nosotros en perfecto inglés. Parece que allí es normal.

Pasado este encuentro amistoso subimos una calle para internarnos en el Upper Town, la zona más antigua de Zagreb. Íbamos en dirección a la catedral. En esos momentos, yo andaba algo impaciente porque en todo el rato que llevábamos andando no habíamos visto ni una sola tienda de souvenirs  y yo quería comprarme la bandera. (VIK: ¡¡Y ni un solo McDonall’s!!) Y fue entonces cuando nos golpeó. En la zona antigua te tropiezas con una de ellas cada 2 minutos, me imagino que será porque es la zona más turística.
Lo primero que hicimos fue comprarme la bandera (Javi también lo hizo) que nos costó 30 kn (4€) pero como era lo mismo que me costó en Roma la de Italia y era más grande no me importó.

La estatua del rey con todos juntos

Después fuimos a la catedral. Por fuera era igual que la ciudad, preciosa. Aunque tenía una torre en remodelación que le quitaba encanto. Cuando fuimos a entrar, vimos el cartel de no pantalones cortos ni tirantes cosa que nos cortaba el buen rollo porque tanto Eri como Dámaris como yo llevábamos tirantes. Aun así, como no había nadie dentro decidimos entrar. Dámaris se puso la bandera de Javi por los hombros y más adelante, después de que me echaran, hice lo mismo con la mía para poder volver a entrar.

La catedral me decepcionó un poco, era muy simple, sin nada en especial y nos daba respeto movernos libremente por ella porque había mucha gente rezando. Y había un cuerpo incorrupto. Por lo que hemos visto, Zagreb es una ciudad muy religiosa; hay símbolos por todas partes y en cualquier sitio venden velas y rosarios.¡Incluso había una capilla en mitad de la calle! Estaba en la puerta de piedra, que era la única puerta medieval que aún se conservaba y que guarda a la patrona de Zagreb.

Pasada la catedral seguimos callejeando por el barrio antiguo en busca de la siguiente zona que aparecía en la guía. Y en una de esas calles, cerca de uno de los numerosos y tranquilos parques de Zagreb encontramos un bar muy especial: ¡era el Tolkien’s House! Un bar dedicado por entero al escritor del señor de los anillos pero como sólo a mi me hacía ilusión no nos detuvimos mucho rato.

De allí llegamos al “Trastevere” croata. Era una calle llena de tiendas pequeñas que recorría media ciudad donde la gente va a tomarse algo o comprarse cosas. Al igual que en todo Zagreb, era una calle muy tranquila donde daba gusto ir paseando. Además, empezó a nublarse por allí y el calor había desaparecido. No habíamos terminado la calle cuando empezó a llover y fue cuando decidimos irnos a tomar el café que antes comenté mientras esperábamos a que parara de llover.
The Tolkien's House

Me gusta como llueve en Zagreb, la lluvia no era muy fuerte, refrescaba y caía de poco a poco. Aun así, hay que cubrirse porque si te descuidas acabas empapado.

Recargados con cafeína y secos volvimos a emprender el camino que nos faltaba. Subimos a la colina de Zagreb (tiene el funicular más pequeño del mundo) andando y llegamos al paseo de Strossmayer dedicado al autor croata que se había convertido en un Montmartre pequeño. Allí , y en toda la zona antigua, está iluminada por farolas de gas y donde vimos a un señor que las iba encendiendo (ERI: Mira, un trabajo más que no hay en España).

Allí nos encontramos con The Priet’s Tower, una torre del siglo XIII que tenía un cañón en lo alto que es disparado cada día al mediodía. (JAVI: Así que eso era el boom de los macarrones, ¿eh?) No subimos a la torre porque costaba dinero y a esas horas (siete y media) ya no nos apetecía tampoco mucho. Quiero hacer mención aquí que la vista desde esa colina es preciosa. Ves todo Zagreb (amarillo pastel en el centro y azul a lo lejos, aunque los tejados eran naranjas o grises JAVI: me recordaban al Age of Empires, donde cada equipo tiene los tejados de un color.)
Vistas desde la colina de Zagreb

A partir de ese momento, todo estaba cerrado y pensábamos volver al piso siguiendo el camino que nos faltaba por lo que no nos detuvimos mucho. Vimos la Basílica de San Marcos (que tiene el tejado de azulejos con dos escudos de la ciudad), la Puerta de Piedra (donde estaba la capilla de la patrona), otra estatua de San Jorge donde sale con el dragón ya muerto mostrándole sus respetos a la bestia  y un parque muy tranquilo donde había un reloj que marcaba la temperatura, la presión, la humedad y la hora en 24 horas aunque era analógico y allí estuvimos hablando con otra croata sobre Roma y Zagreb y es cuando confirmamos que la gente de allí es mucho más confiada y amable de lo que nos esperábamos. Y ella nos dijo que en Zagreb había mucho menos problemas con los carteristas que en Roma.

En ese mismo parque había un cenador grande donde se pusieron a tocar un grupo de música de gente mayor canciones en inglés muy conocidas ( Black is black, I’m a believer….) y la gente se ponía a bailar en mitad del parque como si nada. Lo grabamos porque nos pareció una estampa muy hogareña.

Escuchamos un par de canciones y volvimos al apartamento. Ya eran las 9 y media y no habíamos terminado las tortillas. Llegamos y a la hora y poco ya estábamos todos cenando (el revuelto de huevo con patatas cocidas en aceite de girasol estaba muy bueno). Duchas y recogidas después nos fuimos a dormir.
El ambiente por la noche en Zagreb

En el apartamento había lavadora, así que ese día aprovechamos para lavar la ropa que teníamos sucia. Pusimos dos: una cuando nos fuimos por la mañana, otra cuando nos pusimos a comer.  Para que se secaran las pusimos en la sala enfrente un ventilador y una boca de aire acondicionado. Aun así, les dimos a ambas un centrifugado extra para que se secaran antes. Cuando nos fuimos a dormir la mayoría de la ropa se había secado, pero aun quedaban cosas húmedas que, por suerte, al día siguiente estuvo seca.

El día 7 por la mañana nos hemos levantado muy temprano, el tren que sale a Belgrado es a las 11 y queríamos comprar algo de fruta que, extrañamente, nos apetecen bastante. Dámaris, Eri y yo hemos ido al mercado de la ciudad que se pone todos los días y que es muy majo. Son un montón de mesas cuadradas y tú puedes pasearte por todas ellas mientras vas mirando las diferentes verduras que venden.  La fruta no era muy barata, pero no era exageradamente cara; excepto las naranjas que salían a más de 3€ el kilo. Hemos comprado ciruelas que nos ha costado 0,6€ el medio kilo (5kn), 6 manzanas (¡que han pesado kilo y medio!) y frutas del bosque.

El mercado era pintoresco y estaba muy lleno. Una cosa curiosa es que utilizaban básculas antiguas con pesos.  Es raro ver un mercadito así en una capital. La gente hablaba entre ellos como si se conocieran de toda la vida y casi parecía sacado de una ciudad medieval. Las frutas eran como las de España, excepto por la abundancia de las frutas del bosque, todas las demás eran como en casa (ERI: ¡Los pimientos eran amarillo-blanco radioactivo!) ¡Ah! Y varias personas nos hablaron en español nada más vernos. ¿Tenemos una etiqueta o algo?

Como hemos terminado pronto la compra, nos hemos reunido con los chicos y hemos ido al Jardín botánico que está al lado de la estación para hacer tiempo. Es un parque muy bonito, con un montón de flores pero que, como la información está en croata, no nos hemos enterado muy bien de qué era cada cosa. Para eso, mejor ver las fotos.

Y eso es toda la visita a Zagreb. Conclusión: La gente es muy maja, la ciudad es muy agradable y no hay problemas de robos ni nada ¡La gente dejaba los bolsos en los bancos como si nada! Lo último que hemos hecho ha sido coger un tren a Belgrado. ¡Seguiremos informando!


Firmado: Betsabé.

Pd: Esta entrada se empezó el día 6 de julio por la noche en la comodidad del apartamento y se ha terminado en la comodidad del tren a Belgrado el 7 de julio.
Precio medio del día: 5-10€ + 20€ del apartamento por dos noches.


LECCIONES DEL DÍA:
1#1  En Zagreb nada es como en Roma
2#2 Existen conductores que se paran cuando vas a cruzar un paso de cebra
3#3 Se puede ver medianamente bien la ciudad en un día (aunque yo recomiendo 2 por si queréis ver los numerosos museos que hay)
4#4 Las frases en croata no nos han servido nada, en inglés te entienden bien


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