lunes, 6 de agosto de 2012

Día 18 : Museos, museos everywhere


Hola interraileros.
Hoy retransmitimos desde el tren que lleva de Berlín a Ámsterdam para contaros lo que sucedió ayer, día culmen de nuestra aventura alemana.

Para empezar nos despertamos, algunos con sueño (gracias a los amables vascos y las no tan amables mallorquinas) y otros más descansados (gracias a sus aptitudes para ignorar el escándalo).
Tras un desayuno similar al del día anterior y una ducha refrescante, nos dirigimos hacia nuestro destino de ese día: ¡La isla de los museos!

Si, suena a un titulo de película de serie B, pero en verdad hay una isla en Berlín completamente dedicada a los museos. Lo bueno  es que hay incluso un pase por siete euros que te permite entrar a todos los museos de la isla. ¡A TODOS!

La primera parada fue el museo de Pérgamo, al que Bety tenía muchas ganas de ir y que resultó ser una opción excepcional.
A primera vista es como cualquier otro museo, pero esa impresión se desvanecía nada más entrar a la primera sala.

Allí se encontraba el altar de la ciudad de Pérgamo, un altar con unas escaleras enormes y un relieve en piedra relatando la gigantomaquia a lo largo de toda la pared. Todo esto DENTRO del museo. Esa fue una de las cosas que más me impresionó, porque nunca llegué a concebir siquiera que todo un monumento cupiese dentro de un museo.

Bueno, algo que también me resultó curioso es que en Berlín todos los museos te dan las audio guías totalmente gratis. ¡GRATIS!
Las escaleras y el fondo forman parte del altar de Pérgamo
Volviendo al tema, el relieve de la gigantomaquia estaba muy bien hecho, tenía representados a todos los dioses del Olimpo y a Hércules luchando contra los gigantes, hijos de Gea. La escena más impresionante es una en la que Gea muestra una cara de desesperación bastante conseguida, mientras uno de sus hijos está a punto de morir y con una cara de sufrimiento extremo. Resulta asombroso que hace tanto tiempo fuesen capaces de hacer una escultura tan expresiva y realista.
En la sala contigua se encontraban los restos de algunas columnas del santuario a Atenea de Pérgamo, con la estatua de dicha diosa. Cabe destacar que gracias al audio guía, unas simples columnas fueron capaces de transportarnos en el tiempo a una gran biblioteca, a la par con la de Alejandría.




En la otra sala contigua al altar estaba la puerta del mercado de Mileto,  también prácticamente entera. En esa misma sala se encontraba un mosaico con figuras de animales y Orfeo en el centro tocando la lira.
Siguiendo por los pasillos del museo, tropezamos con las puertas de Babilonia, alicatadas con ladrillos vidriados de color azul eléctrico. También tenían relieves de dragones (Vik: bichos raros con forma de lagartija de patas raras) y toros en color dorado. Todo hay que decirlo, la mitad de la puerta es una reconstrucción, no piedras originales, pero para hacerse una idea está muy bien y resulta impresionante.
En esa misma sala había una réplica del código de Hamurabi (el famoso “ojo por ojo”) que me hizo mucha ilusión, ya que la reconocí antes de ver el cartel.

Un trozo de muro pintado
Seguidamente estaba el paseo procesional que conducía a la puerta de Ishtar (la de Babilonia). Estaba igualmente alicatada con ladrillos azules, pero este tenía relieves de leones en vez de dragones y toros. Supuestamente eran para amenazar a los intrusos, pero a mí me parecían bastante monos.

Pasamos por varias salas llenas de artefactos y vasijas de la zona de Babilonia, eran muy interesantes, pero explicarlas una a una sería demasiado largo. Había también una zona con restos de una muralla hecha por completo de mosaico y un par de estatuas de búhos/grifos protectores que eran bastante chulas.
Ya habían pasado un par de horas cuando hubimos terminado la planta baja del museo de Pérgamo, por suerte todo ese rato había estado lloviendo, por lo que estuvimos resguardaditos y tan a gusto.

La planta de arriba la vimos más por encima, ya que (por lo menos a los chicos) nos cansaba un poco tanto museo, esta trataba de arte arábigo-islámica. Me resultaba un poco repetitivo todo, ya que la mitad de cosas ya me sonaban de mi carrera… De hecho  les di una bonita charla sobre el astrolabio y su historia; me sentó bien saber la historia de algo sin tener que escuchar la audio-guía, aunque Mariano y Vik seguro que se aburrieron como una ostra.

Lo dicho, el arte musulmán es toda igual: motivos florales y geométricos y alguna que otra imagen humana (de edades tempranas del islam o de la zona otomana, ya que el islám prohíbe la representación del ser humano). De todas formas, lo único decente eran  algunos nichos muy bien decorados y con colores sobrios.

Había incluso una cúpula de la Alhambra de Granada (BETY: ladrones ¬¬) y una sala completa de una casa musulmana; me gustó bastante, pero para aquel entonces el hambre podía al interés.
Salimos del museo, y pretendíamos ir a Alexanderplatz (una plaza con la torre de la televisión germana, a lo pirulí) a comer algo. Pero las chicas prefirieron quedarse en la isla de los museos y comichear algo que habían comprado previamente.

Nosotros fuimos al McDonald’s y nos comimos una McRib, que ya echaba de menos *¬*. Descansamos un poquito y volvimos a la isla de los museos para ver el museo nuevo (uno de los más recomendados).
En ese museo había varias exposiciones permanentes: una sobre el antiguo Egipto, Roma, algo de Mesopotamia y también algo de arte cristiano.

La parte que más me gustó fue la del antiguo Egipto (me dieron ganas de volver, y todo). Tenía un montón de estatuillas,  artilugios y ¡SARCOFAGOS!
También estaba el busto de Nefertiti. ¡NEFERTITI! Perdón por emocionarme tanto, pero es una obra  de arte que merece ser vista. Cuando piensas que ese busto fue hecho en una época similar a la de las pirámides resulta abrumador, porque se mantienen los colores originales de la pintura, e incluso un ojo de cristal. La luz le da un brillo en el ojo que te hace pensar que está viva… No sé, solo queda decir que me quedé sin palabras y solo pude murmurar un “¡wow!”. Por desgracia no hay fotos de ella ya que es el típico objeto famoso del que te quieren obligar a comprar una postal… No me parece razonable, pero son las normas…

En el Checkpoint Charlie
Seguidamente nos recorrimos por encima el resto del museo, ya que llegábamos un poco tarde al punto de encuentro con las chicas (el Checkpoint Charlie).
Aquel lugar resultó ser algo más decepcionante de lo esperado, ya que era una simple recreación (bastante cutre) de los puestos aduaneros entre las zonas de Berlín en la guerra fría. Además (como luego nos dijeron unos extremeños que nos encontramos en Ámsterdam) el Checkpoint Charlie no estaba siquiera en el lugar original… En fin…

Después de las fotos de cortesía y un par de paridas sobre zumos y zarigüeyas, avanzamos hacia  el museo de la Gestapo (la topografía del terror). Era un poco más de lo mismo, excepto por algún dato curioso sobre la publicidad Nazi, pero debido a que llegamos un poco tarde, lo vimos a matacaballo.
Por último, volvimos hacia el hostal, los chicos cenamos en el turco y las chicas unos deliciosos ravioles frios en lata. Al final, Mariano consiguió que nos cambiaran la habitación y desbloqueamos el tercer piso (me siento como en el Hotel Dusk), por lo que nos dirigimos, casi de inmediato, hacia la única noche de sueño decente en Berlín. Las chicas, por su parte se quedaron en su habitación original y durmieron como buenamente se pudo.

Hasta aquí mi reseña del día que más museos he visto en mi vida.

Un saludo de Javi.

P.d: Esta reseña fue escrita el 20/7/2012 aunque sea publicada mucho después.

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