miércoles, 8 de agosto de 2012

Día 21.2 ¡La ciudad más moderna de Holanda!

¡Hola interraileros desesperados!

El día 21 de nuestro viaje fue bastante diferente. Al menos para las chicas. Y os preguntaréis por qué, ¿no?. Bien, la razón es que alquilamos unas bicicletas para ver la ciudad. Sí, fue un día sobre ruedas. La verdad es que no podíamos abandonar Holanda sin rodar por sus calles.

Alquilamos las bicis en el albergue que por 6€ nos la dejaban 24 horas. Y cuando digo eso es porque era verdad, ¡podíamos tirarnos toda la noche con las bicis si queríamos! Nos dieron 3 bicicletas verdes muy, muy, muy altas. Tan altas, que a Eri le costaba mucho subir en ellas. Es más, no podía subir si no tenía un bordillo al lado. Además, ¡las bicis no tenían frenos! En vez de tener frenos en el manillar, la cadena era de piñón fijo (sin marchas) y al mover los pedales hacia atrás la rueda frenaba. EN SECO.

Como íbamos diciendo... Una vez montadas en la bicicletas, con cámara en mano (Dámaris era la portadora) y mapa en la otra (en este caso, era yo quien lo llevaba). Nos dirigimos a la parte más alejada de la estación a velocidad de bicicleta. Nuestra intención era llegar a Deflshaven, la parte más antigua de Rotterdam que había quedada anclada en el pasado. Cuando llegamos allí, tras recorrer el precioso puerto de la ciudad, nos enteramos de que, en realidad, Delfshaven era una ciudad aparte que se anexionó a Rotterdam en 1886. Pasamos la mañana recorriendo las pocas calles turísticas que había para acabar comiendo nuestras ya muy conocidas sachichas alemanas a los pies del Euromast, la torre más alta del lugar.

Tras comer, fuimos a un parque cercano parecido al Retiro pero sin vallas. Era realmente un espacio abierto. Lo recorrimos varias veces con las bicis, recorriendo sus caminos (para ser sinceros, era más pequeño que El Retiro) hasta quedarnos un buen rato en el césped a tomar el sol y jugar a las cartas que tan atentamente había llevado Dámaris. Pasadas un par de horas, cogimos las bicis y volvimos al albergue ya que a Eri le dolía mucho la pierna y quería quedarse en el albergue a descansar. Como habíamos pagado para todo el día, Dámaris y yo no quisimos quedarnos así que la dejamos entretenido con el ordenador y volvimos a la ruta en bicicleta. Nos dirigimos a "la plaza de los cubos". Y la llamo así porque no me quiero acordar de su nombre y porque lo más destacado era unos edificios que tenían forma de cubo vertical. ¿Cómo sería vivir ahí dentro? ¡Las paredes estaban inclinadas!

Seguimos dando vueltas por ahí, buscando sitios donde cenar (nuestro puesto vietnamita se había marchado) y aprovechando el buen tiempo que hacía.Vimos los puertos, la zona comercial, el barrio chino... Cogimos comida para llevar y cuando ya había anochecido volvimos al albergue a devolver las bicicletas y a seguir haciendo compañía a Eri. Cenamos tranquilamente, en la terraza del lugar y nos subimos a dormir, donde aprovechamos para empezar lo que será nuestro Best-Seller, del cual no os digo nada porque si no desvelaríamos el pastel.

Antes de despedirme, quería destacar que  Rotterdam no es una ciudad muy turística. Es un lugar muy urbanizado y destaca la arquitectura moderna frente a la antigua. Esto se debe a que debido a la II Guerra Mundial quedó muy devastada y tuvo que ser reconstruida casi desde cero. Por tanto, es muy raro ver los típicos edificios antiguos holandeses.  Ante esto, yo tuve dos posiciones enfrentadas. Por un lado, me sentí decepcionada: habíamos ido a Rotterdam recomendados por una amiga que había estado y por el famoso Erasmo de Rotterdam por lo que esperaba encontrar un pueblecito medieval, no una ciudad urbana. Por el otro lado, no habíamos visto hasta ahora más que edificios antiguos, así que encontrarse con esa arquitectura "diferente" era algo refrescante. Después de pasar los cuatro días que estuvimos allí, puedo decir que Rotterdam es una ciudad que se hace querer, al menos por su arquitectura.

Ahora sí, me despido

Betsabé.

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LECCIONES DEL DÍA

#1 ¡Rotterdam es la ciudad más moderna de Europa!
#2 Si vas por la acera con la bicicleta, son 75€ de multa. ¡OJO! Si no hay carril bici (por el que pueden ir las motos), tienes que ir por la carretera como un vehículo más.
#3 Holanda es muy plana, tanto que las bicis no necesitan frenos.
#4 Que sean modernos no implican que sean feos.

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