lunes, 7 de enero de 2013

Viaje a Tánger- Día 1 (02/01/2013)


Es la primera vez que  vuelo por la tarde. Nunca había volado sin tener que levantarme prontísimo para madrugar. Se me ha hecho rarísimo poder levantarme tarde y coger un avión.

Mi hermana Irene y yo hemos salido, junto con mi abuelo,  siguiéndole a eso de las 13.30 para entrar a las 13.55 en el avión como muy tarde. Mi abuelo, que es más listo que el hambre, se las ha ingeniado para saltarse todas las colas por todo el morro, y al final hemos llegado con tiempo de sobra (bueno, hemos pasado el control de aduana a las 13.54, pero el vuelo se ha retrasado, además en vez de hacer la cola nos hemos colado por la parte que ponía “priority”. Like a boss.

Es la primera vez en mi vida que veo aeromozos machos y azafatas feas, que encima no sabían explicar la parte de seguridad antes del vuelo (SE PUSO EL FLOTADOR SALVAVIDAS DEL REVÉS). Uno de los azafatos era muy gracioso, se ponía a hablarnos de la comida y babeaba él sólo de pensar en ella, y la describía de tal manera que hacía babear al resto de los pasajeros. Sus comentarios eran tipo “nuestros sángüichies, mmm, con su quesitooo… derretido, chapata crujiente… mmm” o “esa cervecita recién salida del frigo, sudando de por sí sola de lo fría que está”(no es muy eficaz en pleno invierno) y haciendo promoción de unas tarjetas de rasca y gana de Ryanair  (para niños con discapacidades neurológicas) “Ahora viene la gran pregunta: ¿Quién no quiere ganar un millón de euros?[…] Vale, la señora del fondo, esos dos caballeros…¿Alguien más? ¿no? ¡¡Pues supongo que los 150 pasajeros restantes sí compraréis!!” 
Y, obviamente, compré. Gané una tarjetita extra, la cual no me dio nada, pero me quedé a muy poco de conseguir el premio, rayos y retruécanos.

El avión era un mercadillo ambulante. Ya habéis leído las dotes de vendedor del azafato. Pues todo el viaje así, con la comida, con los cosméticos, la perfumería, etc. Lo único
Lo que estuvimos en el aire serían como 20 min, los otros 40 min fueron despegue y aterrizaje (empezamos a aterrizar antes de haber cruzado España entera, ni habíamos llegado a Cádiz. Yo ya nos veía en el mar, con nuestros chalecos salvavidas del revés)

Bouchera, la compañera e intérprete de mi abuelo, se retrasó un poco, por lo que nada más salir del avión (por  cierto, un aeropuerto chiquitísimo, comparado con el de Barajas, aunque muy bien decorado, parecía una mezquita) así que fuimos andando con los mochilotes y los maletones por la carretera, sin acera, mientras que la gente nos miraba raro.

Luego nos recogieron, y mi abuelo nos llevó a ver un montón de naves en construcción. Vimos una fábrica de bolsas (¡apasionante! –Denótese sarcasmo-  ¡no hay nada más interesante por  aquí!) y una fábrica de pantalones (y no, esto no es como la fábrica Danone, no nos han regalado ningún pantalón por ir. Es más, casi nos echaban con la mirada de suricatos rabiosos que nos pusieron, por lo que decidí no sacar ni fotos) Después vimos una nave que ya no se usaba tanto, pero que en su momento se daban clases de máster internacional o algo así, no sé, parecía todo muy europeo. Un señor nos seguía vigilando, por lo que tampoco me atreví a sacar la cámara.

La última nave que vimos era la que más me ha gustado (esta vez sin sarcasmo). Estaba en obras, así terminada, y tenía un radio de 600m. Flipante.

Tras esto, nos hemos quedado un ratito en la oficina de nuestro abuelo, esperando a que encontrase las llaves del coche.

Le he sacado una foto a un charco  de la calle, me ha quedado preciosa. Si es que yo veo el arte hasta donde no existe.

Al fin encontró las llaves y nos fuimos a cenar. Irene, mi hermana, comió un montón de cosas que no le gustan (a.k.a. PAELLA) e hizo  sentirse a mi abuelo orgulloso de ella, pues pudo decir que come de todo. Yo no tenía hambre, pero me atiborré de gambas. El abuelo nos llevó a un local donde te muestran los peces frescos, ahí, en un escaparate y tú dices “quiero esto y así o asá” y te lo cogen con la mano, así en un momento, y te lo preparan. Suena antihigiénico, pero bueno, es lo que hay, supongo que tendría las manos lavadas el señor. Salimos bien llenas del restaurante, todo hay que decirlo.

Tras comer peces y gambas y atiborrarnos del té de aquí (no sé qué tiene el té –aparte de mucha azúcar- que está buenísimo) nos fuimos al piso.

El piso es precioso. Os dejo una foto del salón. Es eso mismo que aparece pero hace una circunferencia casi entera. Es tan grande que no me cabía todo en una foto, así que le saqué una panorámica, pero todavía no lo he unido.


Al final de la noche (19.30 de la tarde) decidimos bajar a dar una vuelta por la ciudad. Me ha llamado la atención lo complicado que es encontrar a chicas en los restaurantes, ya que todos están llenos de hombres bebiendo té (es como en España, pero el número de hombres se multiplica por tres y no hay alcohol). Choca mucho ver que por un lado están las mujeres con  burhka (minoría) y por otro las chicas jovencitas que visten como frutas, con la ropa ajustada hasta los topes y ultramaquilladas (bueno, todas van muy, muy, muy maquilladas en general, al menos los ojos) La mayoría de las mujeres (las pocas que hay en la calle) van con el pañuelo y la chilaba. También hay hombre con gorritos y una especie de chilaba, pero yo juraría que eso era un símbolo judío.

La gente aquí es muy requetepelota (al menos con los hombres). Todos te miman para que les compres. Mi abuelo ha entrado a mostrarnos el hotel donde se alojaba antes de tener el piso y solo ha faltado que el señor del hotel nos besara los pies mientras nos mimaba en franco-español.

Según me ha explicado mi abuelo, aquí la gente suele cobrar unos 200€/mes (2000 dihas o dijas o como se escriba, que es la moneda de por aquí), lo cual me ha chocado bastante porque no parece una ciudad pobre, y a su vez, los precios de las cosas (salvo en alimentación, peluqueros, sastres... todo lo que es trabajo a mano, por así decirlo) no son ni por asomo más baratos que en España.

Ahora estamos en el piso peleándonos con la tele. No nos deja ver ningún programa que no esté en alemán. No lo comprendo, con lo lejos que pilla Alemania de aquí… ¿por qué no consigue sintonizar los canales españoles?

Fin de la trasmisión.

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